ENTREVISTA A Esperanza GÓMEZ HARRIERO, ponente del Webinario:
INTERVENCIÓN MUNICIPAL FRENTE A LA VIOLENCIA DE GÉNERO. ESPECIAL REFERENCIA A LA VIOLENCIA PSICOLÓGICA
Hoy 25 de noviembre es el día internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer, y desde el CEMCI queremos aportar nuestro granito de arena frente a una lacra que nos conmueve e indigna a partes iguales a través de una mayor visibilización y formación a través de nuestros cursos. Como ponente de este Webinario, nos gustaría hacerle una serie de preguntas al respecto:
- La violencia de género psicológica es una violencia difícil de demostrar, lo que lleva a un mayor silencio por parte de sus víctimas y supone una ardua y compleja tarea luchar contra ella. ¿Cómo pueden los profesionales e, incluso, la sociedad detectar estos casos?
Desde fuera es difícil detectar cuándo una mujer está sufriendo violencia psicológica a manos de su pareja, pero sí es posible notar ciertos indicios que nos pueden hacer sospechar. Cuando una mujer está sufriendo este tipo de violencia, es posible que empiece a mostrar una serie de comportamientos como los siguientes:
- Está más centrada en su relación y empieza a descuidar otras áreas de su vida (como aficiones, otras personas, incluso el trabajo o los estudios).
- Se muestra cada vez más aislada de sus amistades y/o de su familia, deja de salir con la misma frecuencia.
- Responde con evasivas, o con justificaciones, al preguntarle por algún comportamiento de su pareja que no nos parezca apropiado.
- Quizá la notemos más triste, más nerviosa o más alterada que como era habitual en ella.
- Ha cambiado su manera de vestir, de expresarse…
Una señal muy clara es cuando le preguntamos si tiene miedo de hacer/decir algo por si su pareja se enfada y ella responde afirmativamente (esto no siempre sucede así, hay muchas veces que lo niegan).
Por supuesto, es posible que presenciemos alguna interacción entre la mujer y su pareja y notemos comportamientos de control, manipulación, invalidación y un larguísimo etcétera, por parte de él; en muchos casos, el silencio cómplice de quienes estamos alrededor hace que él se siente con la impunidad suficiente para seguir haciéndolo. Sin embargo, en otros casos, estos hombres que ejercen violencia se comportan en sociedad como personas modelo, de manera que cuando la víctima habla, se encuentra con la incredulidad del resto.
- No se puede actuar si no hay denuncia previa, y con las dificultades de pruebas que conlleva la violencia de género psicológica, ¿cómo puede actuar un familiar en un caso de maltrato psicológico? ¿con qué herramientas cuenta?
Esta es la pregunta que más nos hacen terceras personas. Aunque nos pueda resultar incómodo afrontar este tema con ella, es importante no normalizar la situación y preguntarle directamente “¿estás bien? te noto distinta”, o “me he dado cuenta de que estás diferente, más apagada, ¿quieres contarme?”. Lo más habitual es que niegue estar sufriendo violencia, posiblemente porque ni siquiera ella lo haya detectado así, pero es de mucha ayuda decirle “llámame siempre que lo necesites, estoy aquí”. No importa si ella rehúsa o evade la situación, al menos ya le has manifestado tu apoyo y ella lo recordará cuando llegue el momento, incluso aunque hayan pasado años.
Es posible que, viendo cómo se aísla y cómo se niega a salir o a ir a verte una y otra vez, tengas la tentación de desistir. La recomendación es que no lo hagas. Cada tanto, hazle saber que te acuerdas de ella, que la echas de menos, e insiste aunque sepas que dirá que no.
Intenta que estéis a solas alguna vez para darle la posibilidad de contarte si así lo desea. Con tacto y empatía, puedes anticiparle lo que ocurrirá en su relación: él aumentará el control, irá molestándose cada vez por más cosas, después de la fase de luna de miel volverá a enfadarse y a tratarla mal… Ella podrá molestarse y dejar de quedar contigo durante un tiempo, pero sabrá que tú estás ahí y que no le vas a decir únicamente lo que quiere oír, sino la realidad… siempre con todo el cariño a pesar de la impotencia que tú puedas estar sintiendo.
Y si finalmente decide contártelo todo, es imprescindible una escucha empática y sin juicios (evitando comentarios como “mira que te lo dije”, “es que eres tonta” o “¿cómo has podido soportar tanto?”), permitirle hablar y expresar cuanto necesite, sostener su llanto y sus silencios, tener mucha paciencia y darle cariño. Podemos preguntarle “¿en qué te puedo ayudar?” y ofrecerle acompañarla a algún recurso especializado en violencia de género ya sea para informarse, para pedir ayuda profesional o para denunciar.
Todo esto, teniendo muy presente que tras derrumbarse contigo, es extremadamente probable que regrese a su relación y después quiera justificar todo lo que te ha contado. Tienes que saber que forma parte del proceso, y no juzgarla y esperar pacientemente será la mejor manera de ayudarla.
- Según su experiencia, ¿hay algún tramo de edad y /o nivel social en el que la violencia psicológica se de en mayor medida que en otra?
Según mi experiencia, la violencia de género en todas sus formas se da en cualquier tramo de edad, en cualquier nivel social, y es independiente de las características tanto del hombre como de la mujer. No existe un perfil determinado.
- Este año, desgraciadamente, hemos escuchado en más de una ocasión el término de violencia vicaria. ¿Es este tipo de violencia el mayor exponente de la violencia de género psicológica?
Pues posiblemente lo sea teniendo en cuenta las devastadoras consecuencias que tiene no solo en esas terceras personas (principalmente hijos e hijas de la mujer), sino en la propia víctima, que es el objetivo real de esa violencia. Si hablamos del asesinato de los hijos e hijas de la mujer víctima de violencia de género, yo me atrevería a decir que psicológicamente es la agresión que más secuelas puede dejar, tanto en gravedad, como en duración en el tiempo. Creo, aunque no tengo datos empíricos en la mano, que es la agresión más brutal y de la que más tardan en recuperarse, si es que llegan a hacerlo alguna vez.
- A pesar de la mayor visibilidad en la sociedad, del esfuerzo de las administraciones públicas y de una mayor legislación, vemos cómo año tras año, y llevamos el cómputo desde el 2003, el número de mujeres y niños/as asesinados/as no varía significativamente, lo que nos lleva a la desesperanza. ¿Qué cree en su opinión que es lo que está fallando?, ¿qué les falta a las distintas leyes que nos rigen?, ¿qué factor no estamos atendiendo o donde debemos incidir?
Es una pregunta muy importante. Yo no tengo formación jurídica; aun así, me voy a atrever a lanzar mis hipótesis. Opino que la legislación es algo, por supuesto, fundamental. Ahora bien, las leyes tienen que ir acompañadas de un cambio social también, y estos cambios suelen ir más despacio. Las leyes son interpretables, y las decisiones de las autoridades están condicionadas de manera inevitable por los aprendizajes sociales. Es complejo.
Por otro lado, y eso es algo que podemos ver de manera objetiva, un endurecimiento de la ley parece no estar siendo suficiente para que paren los asesinatos machistas. Eso me lleva a cuestionarme qué cambios debemos llevar a cabo en la socialización de las personas y, en concreto, en la socialización de género. Creo firmemente que la educación es el pilar fundamental en el que tenemos que apoyarnos para darle un giro a la realidad; educación en Igualdad, educación emocional con perspectiva de género, qué nos afecta a las personas socializadas como mujeres y qué afecta a las personas socializadas como hombres… Me consta que ya se están dando cambios, que seguimos trabajando para ello, y yo me muestro optimista en cuanto al futuro.
- Por fin se está poniendo sobre la mesa del Parlamento la importancia de la salud mental en la sociedad. Y se empieza a levantar el tabú sobre los suicidios, otra plaga invisible del momento en el que estamos viviendo, pero respecto al tema que nos ocupa en esta entrevista, ¿se lleva algún control o hay alguna manera de estudiar el número de suicidios vinculado a la violencia de género psicológica? Si no es así, ¿no estamos cerrando los ojos a unos datos muy importantes?
No sé si la pregunta está referida a las mujeres que se suicidan a causa de la violencia de género, o los hombres agresores que se suicidan tras asesinar a sus parejas o exparejas. En el primer caso, desconozco el dato, e intuyo que no se está llevando la cuenta porque, entre otras cosas, un suicido inducido es difícil de demostrar y, probablemente, muchas mujeres ni siquiera habrían verbalizado estar sufriendo violencia (igual que ocurre en los casos de acoso escolar, por ejemplo). En cuanto al segundo dato, sí se conocen los casos de agresores que tras matar a su pareja se han quitado la vida.
Por otro lado, estoy de acuerdo en que el suicidio es una plaga, todavía silenciosa al parecer. Y me gustaría resaltar el siguiente dato: es mayor el número de hombres que se suicida, con bastante diferencia. Una de las posibles causas que se baraja es la socialización de género, mediante la cual a los hombres se les limita la expresión de sus emociones, dejándoles disponible únicamente la rabia, el enfado, la agresividad como vía de expresión. Es extremadamente común que los hombres (estadísticamente hablando) muestren su dolor, por ejemplo, a través de la ira. Otro motivo más para hacer hincapié en la educación emocional con perspectiva de género.
- En su charla nos ha hablado de la estructura organizativa encabezada por una comisión técnica formada por los centros municipales de información a la mujer, servicios sociales municipales, centros de salud y Policía Local y Guardia Civil. ¿Cómo es el trabajo a pie de calle de esta comisión técnica?
La comisión técnica, como expliqué, se reúne una vez al trimestre para intercambiar datos sobre los casos que llevamos de manera coordinada. Sin embargo, en el día a día, estamos en contacto fundamentalmente de manera telefónica cada uno de los servicios, dependiendo del caso, para coordinarnos en los puntos más urgentes y/o importantes; o si necesitamos algún informe para pedir alguna ayuda económica o para una intervención judicial. Por ejemplo, si desde salud detectan una situación de violencia en alguna paciente, nos la derivan y nos llaman por teléfono para contarnos lo que conocen del caso. Otro ejemplo: si en Servicios Sociales hacen una intervención familiar y detectan violencia de género, nos contactan enseguida e intentamos poder tratar a la mujer a solas. Lo mismo pasa desde la Guardia Civil y la Policía Local, que nos derivan a mujeres que están sufriendo violencia, o somos nosotras quienes acompañamos a algunas mujeres que no se atreven a ir solas a denunciar. También hay ocasiones en las que una usuaria llega a nuestro centro y sufre aquí mismo una crisis de pánico; cuando esto pasa, llamamos al Centro de Salud y vienen a atenderla.
Lo más importante, en mi opinión, es que, al ser un municipio pequeño, todo el mundo nos conocemos y entre el personal técnico tenemos una relación de trabajo estrecha que nos permite compenetrarnos fácilmente.
- Sin duda, la educación y la formación es la mejor prevención. En su opinión, ¿deben los ayuntamientos ofrecer cursos específicos para los distintos colectivos de sus municipios? ¿Qué estructura, contenido y usuarios/as deben tener estos cursos para una mayor concienciación del problema?
Creo firmemente que los ayuntamientos deben ofrecer cursos de formación tanto a su personal como a las diversas asociaciones, instituciones e incluso empresas privadas que existan en el municipio. Una formación en Igualdad tendría que ser transversal para todo el mundo si queremos deconstruir la sociedad patriarcal desde sus cimientos. Aparte de esta formación básico, me parecería ideal adaptar formaciones a las distintas realidades de cada asociación o empresa. No es lo mismo formar a las asociaciones de mujeres, que ya tienen un enorme bagaje en la temática, que a una empresa donde mayoritariamente haya hombres trabajando. Los enfoques deben ser distintos y adaptarse a los usuarios y usuarias que la vayan a recibir. Para ello, habría que hacer un estudio inicial de cuál es la estructura de esa empresa o asociación, quiénes la forman, qué finalidad tienen, cuál es su área de actividad, etc.
- ¿Y cuál debe ser el papel de las diputaciones provinciales en esta formación?
Confieso que soy muy ignorante en cuanto a responsabilidades políticas y desconozco qué responsabilidades corresponden a las disputaciones. Hasta donde sé, las diputaciones provinciales promueven actividades formativas y de sensibilización en materia de igualdad y prevención de la violencia de género, y es importante que así sea. Del mismo modo, considero fundamental la implantación de los planes de igualdad municipales, y la presión de las diputaciones, creo, podría ayudar a que se conviertan en algo más que un mero trámite en papel y se hagan realmente efectivos en la práctica diaria.
- Por último, nos gustaría que nos diese su opinión sobre este webinario y el papel del CEMCI en apoyo a las EELL.
Mi opinión, por supuesto, es que es algo absolutamente necesario. Como dice la ley, y como señalan cada vez más datos empíricos, la educación y formación en igualdad de oportunidades es algo necesariamente transversal, algo que debe atravesar todas las actividades y todos los estratos de la sociedad. Además, no solo estamos hablando de igualdad, sino de la defensa de los derechos humanos fundamentales, los derechos de la mitad de la población mundial en este caso, que somos las mujeres.
Que el CEMCI apueste por esto en su labor de apoyo a las EELL me resulta muy gratificante y esperanzador. Las EELL son quienes gestionan finalmente la vida en los municipios, y aunque falten recursos, con los que contamos sí es posible llevar a cabo numerosas acciones que beneficiarán al total de la población a todos los niveles. No solo estamos hablando de mejorar la calidad de vida o la salud de las personas, o del aumento de la cohesión comunitaria y la satisfacción ciudadana; todo ello indiscutiblemente importante y coherente con la defensa de los derechos humanos, por supuesto.
Pero vamos a dejar la parte “humana” por un momento y centrémonos únicamente en lo económico. La violencia de género es un lastre monetario para la sociedad; los gastos sanitarios que conlleva, así como todos los relacionados con las gestiones jurídicas, son enormes. Por otro lado, en cuanto a la brecha económica con razón de género, sabemos que cuando el número de mujeres ocupadas aumenta, también lo hace la economía. El empoderamiento financiero de las mujeres es un buen negocio, las empresas se benefician si aumentan los cargos de liderazgo femenino pues se ha demostrado que cuando esto ocurre, mejora la eficacia de la organización. Y si nos centramos en el trabajo agrícola, se ha visto que las diferencias de género en el acceso a las tierras (tanto como propietarias como trabajadoras) afectan a la capacidad de las empresas agrícolas para invertir y funcionar a escala adecuada, además de la dificultad de beneficiarse de nuevas oportunidades económicas. Además de todo esto, podríamos hablar de las repercusiones medioambientales (con sus respectivas consecuencias económicas) y un largo etcétera que, estoy segura, interesan a todos los ayuntamientos.
Por eso comparto este tipo de iniciativas de parte del CEMCI y animo a que se sigan llevando a cabo formaciones con temáticas transversales como, en este caso, es la igualdad de oportunidades y derechos entre hombres y mujeres. Puede parecer que es un tema “de segunda” pero realmente está en la base del resto de áreas de la vida municipal, la económica incluida, por supuesto.
ESPERANZA GOMEZ HARRIERO es Psicóloga en el Centro Municipal de Información a la Mujer del Ayuntamiento de Puebla de Guzmán.
Es profesora en talleres y cursos sobre violencia de género, manejo de emociones, empoderamiento de la mujer, etc. Así como autora de diversos artículos sobre esta temática.
